El origen de la palabra sigue siendo un empantanado enigma, que va desde el “diletto” (en italiano, “hacer las delicias femeninas” o “jugar”) o el inglés “dill-doll” que, a su vez, provendría de “dilla” (en nórdico antiguo, calmar, tranquilizar, ¡consolar!), hasta el “broom handle” (palo de escoba) o su significado como verbo en el siglo XIX: jugar lascivamente (“wantonly”, que también significa “sin sentido” y “gratuitamente”) con una mujer.
Pero el primer dildo del que se tiene constancia no es precisamente el palo de una escoba o el molde del pene de algún actor porno. Quizás os sorprenda saber que hace ya más de 10 años, unos arqueólogos recompusieron los fragmentos de una roca sedimentaria (limolita) en Alemania, que dataron más allá del 28.000 a.C., apercibiéndose de que aquello era… ¡un dildo! Un objeto alargado y pulido que se habría usado para introducirlo en la vagina.
El dildo o consolador aparece en muchas culturas antiguas como destinado a los ritos religiosos con un fuerte contenido erótico.Generalmente eran usados por las sacerdotisas.
El vestigio mas antiguo de este objeto fálico, se ha encontrado en el yacimiento arqueológico de Harappa en Pakistan y data de 4000 años antes d e Cristo.
Los dildos pakistaníes recuerdan al linga, un símbolo hindú del dios Shiva con forma de pilar fálico. Existen tambien dildos dobles usados por las lesbianas en la antigua china.
En la actualidad, eso es fundamentalmente un dildo. Fabricados en silicona, plástico, gelatina, látex, metal o cristal, sirven para la estimulación interna de la vagina o el ano. No los confundamos con los plugs anales. El plug es un “tapón” que suele tener una corta forma cónica con la base ensanchada, o una forma parecida para evitar el aprisionamiento y disfrutar la inserción cómodamente. El dildo anal no tiene esa base y, por lo general, es más alargado (aunque, casi nadie hace esta distinción).